El Pan con Soledad y nuestros patrones culturales
El descargo de Irasema sobre el Pan con Soledad
Conocemos a Irasema Ruiz como una de las personas de mayor prestigio en el hospital no sólo por su profesionalismo sino por ese derroche envidiable de energía que le permite ser reconocida como una líder en el campo de la nutrición. En tal sentido valoramos su preocupación por hacernos entender que la ración alimentaria cumple los estándares que establece el ministerio para la atención a los pacientes, razón por la cual hemos colocado su descargo en la sección comentarios.
Pero el tema va por otro lado, porque desde mi percepción el Pan con Soledad finalmente no es ingerido completamente por los pacientes y forma parte del residuo que se recoge con las bandejas y puede ser vendido para los chancheros.
En las carretillas no se podría ofrecer Pan con Soledad
Nadie aceptaría comprar un Pan con Soledad a la hora del desayuno.
Cualquiera que recorra las calles de la ciudad encontrará que desde las 5 de la mañana están los carretilleros ofreciendo desayuno, pero siempre el pan tiene algo en su interior, ya sea jamonada, queso, mantequilla, huevo frito, y es servido con o sin cebolla, etc., pero nunca ofrecerían “Pan con Soledad” porque entonces se irían a la quiebra, ya que nadie les compraría; lo mismo sucede en los kioscos que ofrecen desayuno a los obreros en las puertas de las fábricas.
El sánguche en una oportunidad en el análisis FODA de la gastronomía
La proliferación de las chicharronerías de los chinos en el mercado del Callao nos relevaría de todo comentario.
Asimismo, ¿alguien podría imaginar a Gastón (el rey Midas de la gastronomía) ofreciendo en su cadena de restaurantes Pasquale “Pan con Soledad”? Nunca pues.
Al contrario, con ese olfato por el negocio culinario aprovecha este concepto que está en el imaginario de nuestro paladar. Es decir desde la fortaleza de su olfato encuentra en el sánguche la oportunidad para el lanzamiento de nuestra comida en el mercado internacional.
Es un error ofrecer Pan con Soledad
Por esta razón considero que es un error ofrecer en los hospitales “Pan con Soledad”. Recordemos que en la comida también existen los “gustos y preferencias de los consumidores” de manera que debemos conjugar el valor calórico del desayuno con nuestros patrones culturales, de lo contrario lo programado y planificado no cumple su fin porque el paciente no lo consume en su totalidad generando residuo hospitalario.
Una pregunta final:
Qué le da usted a sus hijos en el desayuno? Acaso le dará Pan con Soledad o prefiere mejor un buen sánguche?
Ese es el quid de la cuestión.