Justamente, coincidiendo con el fin de año, hemos tenido el honor de compartir con sus familiares la celebración por los 100 años de la Señora Josefina Tasayco, de quien por el apellido sabemos que es una dama chinchana, nacida en el distrito de Grocio Prado.
Ella naciò en el barrio “Toma La Palma” – Grocio Prado – Chincha el 31 de diciembre de 1915. Sus padres fueron Uldarico Tasayco Saravia y Marìa Visitaciòn Castilla Munayco.
Contrajo matrimonio religioso con Don Gerardo Arroyo Munayco en la Parroquia de Chincha Alta.
Familias longevas.
Ella ha tenido 10 hermanos y dentro de los que viven en la actualidad todos ya pasan la barrera de los 90 años, lo que revela la longevidad de la familia.
De manera anecdótica mencionaremos que uno de los familiares al hacer uso de la palabra durante el brindis, tal vez para dar mayor realce a sus expresiones y llevado por la euforia de las circunstancias dijo que “así nomás no se llega a 100 años, siendo este el primer centenario que se celebraba”; pero vista las expresiones de los asistentes, se apresuró a aclarar que se trataba del primer familiar que celebraba su centenario.
La celebración
La reunión se llevó a cabo en la casa ubicada en Pampa Cabeza de Toro, en el distrito de Independencia de la provincia de Pisco, por la Vía de los Libertadores que lleva a Ayacucho.
La casa rebosaba con la cantidad asistentes conformada principalmente por los hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, considerando que ella ha tenido 11 hijos y varios de ellos han seguido la antigua costumbre campesina de constituir familias numerosas.
Todos habían querido estar presentes en esta histórica celebración familiar, que necesariamente debe trascender en toda la provincia, pues hechos así son extremadamente infrecuentes.
Importante señalar también que estamos ante familia profundamente religiosa tal vez por ser de la misma tierra donde ha nacido la Beatita Melchorita y que tiene la satisfacción poco frecuente de contar entre sus miembros a 2 sacerdotes, ambos nietos de la señora Josefina; y justamente, la misa celebrada en la amplia sala de la casa estuvo a cargo de uno de ellos.
Luego pasaríamos a la cena. Como es costumbre “en la chacra”, los familiares directos –en este caso los hijos- se ubiquen en una mesa colocada en el centro del salón y el resto de familiares e invitados lo hacen en silla ubicadas periféricamente alrededor de la mesa. Debo agradecer la deferencia de la familia para con mi persona al ubicarme en la mesa central, compartiendo ese ese lugar privilegiado con los hijos de la Sra. Josefina.
Posterior a ello vendría la interminable sesión de fotos, entendible porque todos deseaban tener el recuerdo de esta celebración, y qué mejor testimonio que la foto “de reglamento” con la centenaria cumpleañera.
La lucidez de doña Josefina
Muchas veces vemos que por circunstancias derivadas de la edad las personas van siendo afectadas en su grado de lucidez, pero diríamos que esto no sucede con doña Josefina, para lo cual relataremos el siguiente hecho anecdótico: estábamos en la mesa, previo al brindis de honor y uno de los nietos era el encargado de servir el vino en las copas. A todos nos llenaba las copas, no así con la santa, quien al notar ese hecho llamó la atención al nieto diciendo: “hey, este cholito (así llaman cariñosamente a los niños) que te has creído, por qué me estas sirviendo poquito en mi copa, sírveme como a los demás”.
Bueno de la comida no hablaremos porque se sobreentiende que se habían esmerado en ofrecer lo mejor por este esta celebración.
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