martes, 22 de mayo de 2007

Elecciones docentes, una oportunidad para el reencuentro

Las elecciones docentes se llevaron a cabo este lunes 21, en La Casona del parque universitario, mudo testigo de gloriosas páginas de nuestra historia.

¡¡¡San Marcos es el Perú!!!, repetían colegas de mayor edad, quienes recordaban por ejemplo “el recibimiento” que le dieron los estudiantes sanmarquinos al entonces presidente norteamericano Richard Nixon; igualmente, los intensos debates ideológicos que se producían en el Patio de Derecho, y que ahora se extrañan en este mundo unipolar y globalizado. ¿Se trata de “El fin de la historia”, como diría Francis Fukuyama?

En este remodelado local se apreciaban por doquier, abrazos entre amigos que quizá no se veían hacía mucho tiempo. En mi caso, permitió reencontrarme con Lupe García, psicóloga con quien nos une una amistad desde los años de estudiantes. Conocí a sus padres y hermanos, y ahora me entero que su única hija ya la hecho abuela. Estaba acompañada de su esposo –también docente- y colegas de su facultad, donde es una verdadera líder.
  • Mejor no lo digas, me manifiesta, si no van a enterarse nuestras edades.
  • Ja,ja,ja, le respondí, al tiempo que le decía que mi hijo mayor anda eludiendo situaciones “embarazosas”.

También estaba Lucecita, quien cumplía funciones de miembro de mesa.

  • He leído “el duende” me dice sonriente, aludiendo al blog “el duende que camina”.
  • Muchas gracias, doctora por ser hincha del blog, le respondo.

Fue en suma, un momento de grato placer.

Larga vida, colegas sanmarquinos!!!

domingo, 20 de mayo de 2007

Quo Vadis Hospital Carrión? IV



Hay que repensar la misión de los hospitales

A propósito de la exposición que hiciera esta semana el Servicio de Cardiología en las ya clásicas actividades científicas de los miércoles, organizadas por el departamento de medicina, creemos que es más necesario que nunca reformular la misión de los hospitales de nivel III.

Los encargados de la gestión parecen andar perdidos en un FODA absurdo que ve como “competidores” a establecimientos de salud de nivel I ó II de la Región Callao, con el enfoque errado que estos serían los responsables de la caída de la consulta externa del hospital.

En un sistema de referencia y contrarreferencia, el hospital III se convierte en cabeza de red y debe fortalecer su capacidad resolutiva, de manera que no puede suponer que la consulta de capa simple, o de baja complejidad deba ser su principal foco de atención, aún cuando debe tomarse en cuenta que existe un tema de expectativas del usuario, conocidas como los “gustos y preferencias del consumidor”, que los lleva a acudir al hospital por patologías susceptibles de ser atendidas adecuadamente en los centros de salud, pero que desean una atención diferente, aún para esa capa simple, a pesar que les genera un costo de oportunidad mayor.

El hospital Carrión está llamado a atender la capa compleja y las complicaciones de las enfermedades crónicas no trasmisibles, las cuales tendrán un incremento natural en su incidencia debido al aumento de la expectativa de vida de la población chalaca.

Es importante tomar en cuenta que el análisis del entorno nos revela un cambio del perfil epidemiológico de la región, y que estamos en un proceso de aseguramiento progresivo, que tiene ya sus primeras expresiones en el seguro integral de salud y en el seguro semi-contributivo, para quienes los financiadores reclamarán atención a todo costo y de acuerdo a protocolos de atención, por lo cual el servicio de cardiología –al igual que las otras especialidades- debe formular su plan estratégico acorde con estas nuevas características de la demanda potencial, que incluya a los servicios críticos de niños y adultos, y “presionar desde abajo” elaborando proyectos de mejoras de sus capacidades operativas utilizando el diseño del marco lógico, considerando que existen fortalezas regionales que no son aprovechadas, por falta de liderazgo en salud.

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domingo, 6 de mayo de 2007

Quemarse a lo bonzo

Esta tarde, con los alumnos del curso de “Gerencia en Salud”, tratábamos el tema “Manejo de conflictos”. En esta clase dialogada, utilicé algunos ejemplos en los cuales ellos habían sido protagonistas, y es así como tocamos el asunto de la huelga que hicieron los estudiantes de medicina hace ya 2 años en San Fernando.

Les propuse que –ahora, ya en una visión retrospectiva- analizaran cuál había sido el leiv motiv o la razón de fondo de ese movimiento estudiantil que tuvo una duración bastante prolongada, y que supuso un conflicto que se inició con el asunto de la sede del Loayza, y luego fue ampliándose a la defensa de las sedes docentes para San Fernando.
Veíamos la relación entre causa y pretexto, la evolución de los conflictos, la correlación de fuerzas, la dinámica de los acontecimientos, el problema del poder de cada actor social, y otras cuestiones más.

Luego de ello, les comentaba –anecdóticamente- que en la década del 60, hubo una forma bastante insólita de protesta, utilizada por los monjes budistas. Me llamó la atención que ninguno de ellos conociera esta parte de la historia no obstante su trascendencia mundial, tal vez porque aún no habían nacido; sin embargo es un término muy usado en el argot político.

Quemarse a lo bonzo es una forma de suicidio mediante la cual el individuo acaba con su vida rociándose de algún tipo de líquido inflamable y prendiéndose fuego en público como forma de protesta o acción solidaria por algún motivo. El nombre proviene de los bonzos, monjes budistas. Concretamente de Thich Quang Duc, monje budista vietnamita que se suicidó quemándose vivo en una zona muy concurrida de Saigón el 11 de junio de 1963, protestando contra la opresión budista sufrida a manos del Primer Ministro Ngo Dinh Diem. El monje se mantuvo completamente inmóvil mientras era consumido por las llamas, sin emitir ningún tipo de señal que advirtiera de su dolor. Su forma de autoinmolación sería posteriormente repetida por otros.

La cuestión fundamental de este acto no se refiere a la forma de quitarse la vida, sino al hecho de matarse como forma de protesta política.

Casualmente, el periodista del New York Times David Halberstam y un estudiante de fotografía se encontraban en el lugar de la inmolación y tomaron una fotografía del monje. Esa fotografía daría la vuelta al mundo y ayudaría a que David Halberstam ganara el premio Pulitzer de 1964 por su cobertura de la Guerra de Vietnam.

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