Al final de la jornada…
Al final de la jornada…
La noche del último sábado, terminando las
atenciones domiciliarias del Programa Siempre Sano (PSS) de la IPRESS SANNA, en
el distrito de San Juan de Lurigancho encontramos que, al lado de la casa del
último paciente, había un interesante lugar de venta de comidas.
Debemos decir a manera de un paréntesis, que las
atenciones a pacientes afiliados al Programa de Control de enfermedades crónicas
se hacen en el domicilio o en el lugar de trabajo (in company) mediante atenciones
mensuales y tienen como propósito evitar las complicaciones de estas patologías.
Un lugar adecuado
Volviendo al motivo de este post, diremos que eran
aproximadamente las 9 de la noche y como habíamos estado en este trajín desde
la 1 de la tarde, ya se sentía la necesidad de ingerir algún alimento.
Lo primero que hice fue observar “con ojos de salubrista”
este lugar de venta de comidas, pudiendo decir que el ambiente lucía higiénico
y la manipulación de alimentos superaba estándares básicos. De otro lado, estando
la cocina a la vista, se podía observar directamente la preparación de los diversos
platos, dándome la suficiente confianza.
También diremos, que el olor de la comida que
iban preparando a sus apurados clientes “nos llevaba de las narices” hacia este
lugar, siendo así que con el conductor decidimos solicitar cada uno el plato de
preferencia. Yo pedí un lomo saltado, uno de mis favoritos, que -además- lo servían
“bien taipá”.
El arte de satisfacer gustos y necesidades
Generalmente acabando del turno alrededor de
las 9 – 10 pm, llego a mi casa e ingiero algún alimento, pues no acostumbro a
irme a dormir sin haber comido algo suave.
En algunos casos, terminada
la jornada de trabajo, podemos encontrar en el camino de retorno un lugar interesante
que permita darnos que el gusto de comer un buen plato. A veces ayuda la concentración
de autos en el lugar, generalmente taxistas, pues ellos también conocen estos “points”.
Callao, 09/10/2023
Etiquetas: Misceláneas