A propósito del "levanta duelo" de Juan Gilberto Crisóstomo
Fieles a la tradición, los deudos de nuestro buen amigo, el abogado chinchano Dr. Juan Gilberto Crisóstomo Munayco, quien falleciera la semana pasada, han programado para el día de hoy la ceremonia de “levanta duelo”.
Lamentablemente, por compromisos contraídos con anterioridad, no podré estar presente en este significativo acto de trascendental importancia para la familia.
Conocida la invitación por las redes sociales, traté de indagar sobre el origen histórico de esta tradición de la cual existe poca referencia y que ha venido perdiéndose en el tiempo.
Cómo se llevaba el duelo
Según se sabe por la tradición oral, los siete primeros días de duelo, además de los rezos diarios, la familia debía guardar ciertas reglas bastante rigurosas, que incluían restricciones para salir de casa, salvo cosas para cosas muy urgentes; tampoco se debería barrer en el domicilio del difunto. Este período terminaba con la “octava”, que significada que al octavo día se levantaba el duelo.
Los ocho días de rezo y el levanta duelo
El profesor chinchano José Luis Almeyda Tasayco ha escrito un libro cuyo título es “Chincha, Aquellos tiempos”, (2020) una obra extraordinaria que contiene tradiciones chinchanas, así como usos y costumbres de los pobladores de esta tierra generosa, benemérita a la patria.
En este libro, habla justamente de los ocho días de rezos, de la obligatoriedad de guardar luto, que incluía ciertas prohibiciones para los deudos, quienes no podían asistir a fiestas ni hacer celebraciones en el hogar durante todo un año.
Señala también que al octavo día debía celebrarse el “levanta duelo”. En tal consideración, se realizaba un rezo que bajaba el luto, debiendo el rezador "recoger aquel manto negro que había permanecido colgado en la pared desde el primer día de los rezos", y que “una vez arriado y convenientemente envuelto, (el manto negro) se entregaba al deudo principal. Luego se cogía la imagen del Señor Crucificado, que había permanecido en una mesita especial, procediendo a pasarlo entre los asistentes para que besen el crucifijo, con los cual se concluía la parte ceremoniosa de los rezos que se habían prolongado durante ocho días”.
El duelo en el momento actual
Cierto es que con el paso del tiempo se produce cierta laxitud de estas rigurosidades, pero el estado mental de la familia en el tránsito por las etapas del trabajo de duelo se mantiene y requiere el apoyo de todo el entorno.
Justamente estos rezos diarios permitían mantener y fortalecer la unidad familiar ante la pérdida de uno de sus integrantes, porque en las circunstancias actuales vemos reacciones variadas, que pueden llegar al extremo de la reacción patológica frente a la pérdida de un familiar.
Referencia
Almeyda Tasayco José Luis (2000). Chincha, Aquellos tiempos. Grupo Editorial Arteidea. pp 86-93.
Callao, 11/02/2023
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