El Dr. Elmer Huerta en su columna “Cuida tu salud” señala que a propósito de la Ley de la Alimentación Saludable recientemente promulgada, conocida como la “ley contra la comida chatarra”,
en el Perú se está desarrollando en este momento un nuevo capítulo de
la eterna lucha entre la salud pública y los intereses económicos.
Para ello nos señala en su publicación, algo que los diletantes de la epidemiología desconocíamos.
La epidemia de cólera en Londres
En efecto, cuando enseñamos el capítulo de Investigación Epidemiológica, se utiliza el caso de la “Epidemia de cólera en Londres de 1854” y el importante papel que en su control tuvo el médico John Snow, por lo que es considerado como el “Padre de la Epidemiología Moderna”.
Decimos a los alumnos que John Snow,
utilizando el método epidemiológico demostró que el cólera era causado
por el consumo de aguas contaminadas con materias fecales, al comprobar
que los casos de esta enfermedad se agrupaban en las zonas donde el agua
consumida estaba contaminada con heces, en la ciudad de Londres en el
año de 1854; y que logró persuadir a las autoridades para que
clausurasen esa fuente como foco causante de la epidemia y así, al cerrar la bomba de agua de Broad Street disminuyó el número de casos. I colorín colorado esta historia ha acabado…
La lucha contra los grupos de poder económico
Sin embargo, el Dr. Elmer Huerta pone sobre el tapete que ya en esa epidemia (1854) se daba la eterna lucha entre la salud pública y los grupos de poder económico.
Señala que el estudio de Snow descubrió
que las víctimas el cólera ocurrían solo en la parte de la ciudad en la
que la Southwark and Vauxhall Waterworks Company distribuía el agua. Esa era una de las dos poderosas compañías de distribución de agua en Londres.
Lo que pasaba es que esa empresa extraía el agua de las partes
contaminadas con agua de alcantarillas y desagües que desembocaban en el
Rio Támesis y la distribuía al Barrio del Soho.
Agrega, sobre este hecho histórico que,
como ocurre en Perú ahora, la industria no podía creer lo que el Dr.
Snow había descubierto, lo llamó loco, fanático e ignorante y trató de
desprestigiarlo. Felizmente el Dr. Snow logró convencer al alcalde de la
ciudad, quien en un acto de valentía increíble, prohibió a la compañía
Southwark que distribuya agua, con lo que la epidemia se detuvo.
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