Los médicos, El Tumi y la bartonelosis
Los médicos, El Tumi y la bartonelosis
Que duda cabe, los médicos también son seres humanos, y como tal tienen sus temores y prejuicios. Se deberían diferenciar, sin embargo, "del común de los mortales" en aspectos relacionados a la salud pública, por el hecho que poseen un conocimiento académico de la salud pública.
Recientemente se han descrito casos de bartonelosis en Santa Eulalia y otros valles altos de Lima, uno de los cuales terminó trágicamente en muerte del paciente.
La bartonelosis es una enfermedad que está causando preocupación a la población por presentar cifras oficialmente más altas que años anteriores. Esta enfermedad conocida como "Enfermedad de Carrión" es causada por el microorganismo Bartonella bacilliformis y se transmite al hombre por picadura de un mosquito del género Lutzomyia, conocido como titira en zona de la sierra, y manta blanca en la zona de la selva. Se requiere siempre de este vector, el cual vive en valles interandinos localizados entre los 500 y 3500 metros sobre el nivel del mar.
La población muestra cierto temor
La población limeña acostumbra pasar fines de semana justamente en esta zona debido a sus favorables condiciones climáticas, que contrastan con la humedad de Lima. Este movimiento poblacional, mayormente de fin de semana, ha determinado la existencia de un corredor económico en esta zona, dando origen a pequeños negocios como hospedaje, restaurantes, juegos y otros ligados al sano esparcimiento, que de alguna manera dinamiza la economía de esta zona.
Estas actividades han declinado dramáticamente, justamanete a partir del reporte de casos de bartonelosis, como se aprecia en los noticieros de la televisión local y los diarios de circulación nacional que elaboran notas sobre estos hechos.
Los médicos no son la excepción
El pasado fin de semana, se realizó en "El Tumi", local campestre de los médicos, ubicado en Chaclacayo, cerca a la zona de notificación de casos de bartonelosis. Este almuerzo tradicional forma parte de los actos oficiales por "El Dia de la Medicina", y participan anualmente cerca de tres mil médicos.
Esta vez, sin embargo no llegaron ni a quinientos los médicos participantes. Las mesas lucían vacias, la comida sobró. Nos atrevemos a sostener que este hecho refleja el temor de los médicos, no obstante que se supone conocen los hábitos del vector, y que no se ha notifivcado ningún caso en Chaclacayo.
En el Callao, por ejemplo, se dispuso de un ónmibus con capacidad para 50 personas, que estuvo desde las 11 de la mañana dispuesto a trasladar a los médicos que laboran en esta región hacia El Tumi. Eran 12:30 y sólo éramos 5 los médicos que nos encontrabamos en el interior del vehículo. Los otros colegas no se animaban a participar, justamente por temor a la picadura de la titira.
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