sábado, 5 de octubre de 2019

Daniel Alcides Carrión. Aspectos poco conocidos

SEMBLANZA DE CARRION

…Aún no he muerto amigo mío, ahora les toca a ustedes terminar la obra ya comenzada, siguiendo el camino que les he trazado…

Una de las cuestiones fundamentales que aprendemos los médicos desde que somos estudiantes de medicina, tal vez, a partir de las celebraciones de la “semana de la Medicina” es valorar el sacrifico de Daniel Alcides Carrión; y así, cada 5 de octubre se convierte en fecha de reafirmación de nuestro compromiso con la salud, siguiendo su legado: “ahora les toca a ustedes continuar con el camino trazado…”

Daniel Alcides Carrión mártir de medicina peruana nació en Quiullaccocha, Cerro de Pasco el 13 de agosto de 1857 y falleció prematuramente el 05 de octubre de 1885 a los 28 años de edad a los cuarenta días desde la inoculación, hace 134 años.

El 27 de agosto de 1885, siendo alumno de 6º año de la Facultad de Medicina de San Fernando, fue inoculado a su solicitud con la sangre inmediatamente extraída por rasgadura de un tumor verrucoso del enfermo Carmen Paredes, un joven paciente de 14 años de edad, internado en la cama Nº 5 de la sala de Nuestra Señora de las Mercedes del Hospital Dos de Mayo, quien padecía de un mal entonces conocido como verruga peruana.

¿Cuál fue el leit motiv?

En el contexto de la época, la comunidad médica estaba dividida respecto a si la Fiebre de la Oroya y la Verruga, eran patologías independientes sin relación entre sí; o eran en realidad 2 fases de una misma enfermedad.

Carrión estaba más coincidente con los que consideraban que existía una unidad etiológica entre estas 2 entidades clínicas prevalentes en la época, cuya historia natural iba de la fase anemizante o Fiebre de la Oroya, a la fase verrucosa.

Es así como decidió inocularse el producto de un verrucoma para experimentar en su propio cuerpo el desarrollo de la enfermedad conocida como verruga peruana. Al comprobar que los síntomas eran indicativos de una severa enfermedad febril y anemizante, el 2 de octubre de 1885 señaló en su cuaderno de apuntes: “Hasta hoy había creído que me encontraba tan solo en la invasión de la verruga, como consecuencia de mi inoculación, es decir en aquel período anemizante que precede a la erupción; pero ahora me encuentro firmemente persuadido de que estoy atacado de la fiebre de que murió nuestro amigo Orihuela: he aquí la prueba palpable de que la fiebre de la Oroya y la verruga reconocen el mismo origen”. (1)

La investigación policial

Carlos Ramos en su publicación “Daniel Alcides Carrión: el método experimental in extremis” (2) señala que la muerte de Carrión “también constituye una importante pieza con relevancia jurídica. A partir de ella se inicia un debate en torno a la responsabilidad penal de los médicos y estudiantes que ayudaron a Carrión a inyectarse la verruga. ¿La muerte de Carrión constituyó un homicidio?, ¿o es que se configuró un suicidio?”

El sumario criminal fue instaurado al día siguiente de su deceso. La instrucción había sido promovida de oficio por la policía limeña señalando “que existía la sospecha de que la muerte del estudiante se debiera a un suicidio o a un homicidio y que convenía practicar los esclarecimientos respectivos para descubrir a las personas que hayan tenido participación en la ejecución de uno u otro delito”.

La Subprefectura e Intendencia de Policía del Cercado de Lima, a través del subprefecto, Ezequiel del Campo, solicitó de oficio, ante el Juez del Crimen de Turno, la correspondiente apertura de instrucción, ordenándose se practique la autopsia.

Fueron citados a comparecer el autor material de la inoculación, el doctor Evaristo Manuel Chávez, quien no ejercía cargo alguno en el Hospital Dos de Mayo, siendo un docente ah honorem en este establecimiento; el doctor Leonardo Villar, médico titular del Hospital Dos de Mayo; así como los practicantes de medicina, Julián Arce y José Sebastián Rodríguez, que se hallaban presentes durante la inoculación.

Por su parte, el 7 de octubre, el decano de la Facultad de Medicina de San Marcos, José Jacinto Corpancho, solicita mediante oficio de la fecha, al entonces director de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima – institución regente del Hospital Dos de Mayo– se proceda a informar “detalladamente sobre lo ocurrido.

Los profesores de Carrión se defendieron de la acusación penal por haber supuestamente, colaborado en el fatal experimento de su alumno.

Finalmente se dictó el sobreseimiento luego del proceso sumario instaurado, significando que no había responsabilidad penal en los involucrados.

Causa de muerte

El Dr. David Salinas-Flores, Médico del Departamento de Medicina Hospital Alberto Sabogal y Profesor de la Facultad de Medicina, Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha publicado en los Anales de la Facultad de Medicina en 2009 un trabajo de investigación con el título de “La muerte de Daniel Alcides Carrión: una revisión crítica” (3) donde aborda este tema, señalando que “la controversia se ha limitado a si él falleció a consecuencia de la bartonelosis pura o de una infección secundaria concomitante, de naturaleza salmonelósica. Sin embargo, se ha ignorado un hecho más objetivo ocurrido en las últimas horas, que fueron las inyecciones de ácido fénico. Aunque algunos investigadores han considerado controversial hasta qué punto fueron tóxicas las inyecciones de ácido fénico, su toxicidad ha sido demostrada”.

Ahora, utilizando los criterios establecidos en el Código Internacional de Enfermedades (CIE) para la determinación de la causa básica de muerte, podemos considerar que esta fue la bartonelosis. Pero debemos tomar en consideración que este clasificador no existía en el año de los acontecimientos que estamos analizando.

Carrión en los prejuicios de la época

Ubiquémonos históricamente en los años en que Carrión estudiaba medicina, reconociendo autocríticamente que somos en donde el hombre andino es “choleado” frecuentemente, lo cual ha sido materia de numerosos estudios sociológicos. Carrión era un hombre natural de Cerro de Pasco, por tanto, es posible afirmar que en su +época de estudiante haya sido víctima de bullyng justamente por ser “cholo”.

Uriel García Cáceres señala en “Historia de la Medicina” (4) “que la historia de Carrión ha sido distorsionada desde el momento mismo de su deceso, por historiadores o por espontáneos panegiristas, todos con el propósito de satisfacer su propias ideas y creencias, olvidando la realidad demostrada en las fuentes originales”; que, “un grupo de profesores dijeron que el cholito Carrión cometió la tontería de realizar un experimento que descuidó todo “principio científico”; y a su muerte mandaron hacer retratos con facciones europeas, porque nadie con la cara de nativo que tuvo, según ellos, podría realizar cosa valiosa alguna”.

¿Cómo evaluar el martirologio de Carrión a la luz de la bioética?

Hemos encontrado que el acto asumido por Daniel Alcides Carrión, estudiante de medicina, también ha sido objeto de varias observaciones desde la óptica de la bioética, disciplina que busca aclarar problemas éticos que surgen al hacer investigación con seres humanos.

El Dr. Ignacio La Puente, entonces secretario de la Facultad de Medicina de San Fernando, en 1885, a la muerte de Carrión, plantea públicamente el dilema ético de este acto.

El Dr. Alberto Perales, médico psiquiatra y bioeticista, docente de la Facultad de Medicina de San Fernando en su artículo “Evaluación ética de la autoexperimentación de Daniel A. Carrión y su perfil de personalidad” publicado en los Anales de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 2003 analiza esta observación y concluye que “la acusación del Dr. Ignacio La Puente no tiene sustento alguno en razón a que la personalidad de Carrión muestra rasgos normales, sin visos de neuroticismo ni psicopatía y que este experimento cumple con todos los preceptos éticos, siendo que su autoexperimentación se apoya en una sólida formulación científica y elevada escala de valores en la cual destacan un alto nivel de beneficentismo y apego extremo a la verdad”, por lo cual el profesional de la salud, desde una ética de las virtudes, debe ayudar a mejorar la salud como bien superior para la sociedad.

El enfoque científico de Carrión

Ya el propio Dr. Leonardo Villar, Jefe del Servicio de Medicina del Hospital Dos de Mayo donde Carrión fue inoculado, en su declaración de octubre de 1885 informaba que Carrión estaba entregado con pasión al estudio de la verruga y había decidido “observar en sí mismo toda la evolución de ese estado morboso, principiando por ver si su germen era o no inoculable”, por lo cual “animado de este propósito estuvo varias veces en mi servicio” y que “el 27 de agosto último Carrión se presentó nuevamente en una de mis salas poseído de una inquebrantable resolución de inocularse”.

Alarcón, en su artículo “Carrión como Científico: Análisis Metodológico del Experimento de Carrión” publicado en los Anales de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.1999 (5) analizando el carácter científico del experimento de Carrión, señala que es necesario dilucidar si lo que hizo Carrión obedeció a un razonamiento científico o no, o simplemente se trató del acto arriesgado de un "serrano emergente" como hace mención Uriel García, que “es nada más y nada menos que el cholo peruano. [...]. intuitivo; pero atrevido hasta la imprudencia".

Alarcón sostiene que lo hecho por Carrión sí obedeció a un razonamiento científico, toda vez que la investigación científica se inicia con el planteamiento del problema y Carrión tuvo ante sí un problema sobre el cual estudió y meditó por espacio de casi tres años de una enfermedad que tenía carácter endémico en apartadas localidades.

Julián Arce, durante el discurso que pronunció en el primer aniversario de la muerte de Carrión dio cuenta de los numerosos problemas que Carrión se había planteado en relación a esta enfermedad, los mismos que se pueden extraer de los "Apuntes sobre la verruga peruana", editados póstumamente en 1886 un año después de su muerte, los que han sido recogido en una antología de textos selectos sobre historia de la epidemiología titulada "El desafío de la Epidemiología”. Según estos apuntes y las referencias de Julián Arce, entre los numerosos problemas planteados por Carrión figuran los siguientes:
  • ¿Es la verruga infecciosa?
  • ¿La verruga es inoculable?
  • ¿Cómo explicar que las aguas del Rímac en unos lugares sean productoras de verruga y en otros no?
  • ¿Cómo responder por otro lado a aquellos individuos que habiéndose sustraído de la influencia del agua, sin embargo hayan sido atacados por la verruga?
  • ¿La fiebre coexiste con los dolores?
  • ¿Cuál es la distribución de la verruga en las diferentes zonas del Perú?
  • ¿Cuáles son los síntomas que permiten hacer un diagnóstico precoz?
  • ¿Cuál es el tratamiento?
  • ¿Cuál es la anatomía patológica?
Estas preguntas, tanto por la época en que se plantearon como por la profundidad que tienen, no pudieron haber surgido espontáneamente. Ellas son la expresión no sólo de un conocimiento sistemático de todo lo que hasta ese momento se sabía sobre esta enfermedad, sino también de observaciones propias; y concluye que sólo por estas preguntas, Carrión se revela ya como un científico.

Algunas palabras sobre Barton y el Hospital Carrión del Callao.

El desarrollo de la Microbiología estaba en sus inicios con Louis Pasteur de la Escuela Médica Francesa. La cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina se San Fernando se creó cinco años después de la hazaña de Carrión.

Alberto Barton, médico-microbiólogo, especializado en la Escuela de Enfermedades Tropicales de Londres-Inglaterra, a su regreso al país, se instala en el viejo Hospital San Juan del Callao, conocido por esa época como Hospital de Guadalupe, y después de una ardua labor de investigación por más de 5 años, en 1909, descubre el agente etiológico de la enfermedad de Carrión en los hematíes parasitados de la fase anémica de la enfermedad y los describe como “cuerpos endoglobulares” que, a la postre, fuera catalogado como una bacteria bautizada con el nombre de Bartonella bacilliformis en reconocimiento a su descubridor.

La trascendencia de su martirologio

Este acto heroico ha tenido varios efectos, desde ser inicialmente sólo el héroe de los estudiantes de medicina, para luego ser reconocido como “Héroe Nacional” mediante la Ley N° 25342 promulgada el 7 de octubre de 1991.

La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, en sesión de 04 de setiembre de 1985, conmemorando 100 años de su inmolación, le otorga el Grado de Bachiller en Medicina y el Título de Médico Cirujano.

El Colegio Médico del Perú le expide el Certificado N° 01 que lo acredita como Profesional Médico Colegiado de la Ciencia Médica Peruana, Título Post Memoriam.

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos el 03 de octubre de 1995 le otorga el Grado Honorífico Póstumo de Doctor Honoris Causa por su permanente ejemplo de sensibilidad social, abnegación y generosidad, inmortalizándose al demostrar experimentalmente la unidad etiológica de la Verruga Eruptiva y la Fiebre de la Oroya, significando la ofrenda de su vida.

El nombre de Daniel Alcides Carrión se perenniza en instituciones médicas como la Asociación Médica Daniel Alcides Carrión o la Facultad de Medicina de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica que lleva su nombre. También llevan su nombre:
  • La provincia de Daniel Alcides Carrión en el departamento de Pasco.
  • El Instituto Superior Tecnológico Público Daniel Alcides Carrión en la Provincia de Daniel Alcides Carrión.
  • La Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión en Cerro de Pasco.
  • El Estadio Daniel Alcides Carrión, centro futbolístico en la ciudad de Cerro de Pasco.
  • La Institución Educativa Emblemática "Daniel Alcides Carrión" en Cerro de Pasco.
  • Instituto de Salud Daniel Alcides Carrión.
  • El Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
  • El Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión en la Provincia Constitucional del Callao.
Bibliografia

Callao, 4 de octubre de 2019.

José William Castro Garay
CMP: 10663


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