jueves, 29 de diciembre de 2016

Trabajo en Equipo

En los cursos de Gerencia, Administraciòn o Gestión de la Calidad se hace énfasis en los Equipos de Alto Rendimiento, considerando como tal a aquel que consigue un elevado nivel de resultados con una elevada satisfacción y motivación de sus integrantes.

Desde el lado teórico esto representa un ideal de las organizaciones, porque dónde no se quisiera impulsar el desarrollo de estos equipos que llevarían al mejoramiento de la calidad de los servicios, máxime si se convierte en una estrategia “win – win” (ganar – ganar), es decir donde los propios actores de estos procesos encuentran satisfacción en la realización de sus actividades y de los resultados finales.

Pero como sucede a menudo, muchos de estos conceptos tienen el riesgo de convertirse en retórica vacía por cuanto representa retos al equipo de gestión que deben impulsar el liderazgo en sus trabajadores y no siempre se está en capacidad de organizarlos.

Su implementación y el éxito de los mismos dependen de un conjunto de variables que incluyen no solo la voluntad de los gestores sino de los perfiles de personalidad “de rey a peje”, porque trata de impulsar trabajos coordinados donde el elemento central es el ser humano, cuyo comportamiento tiene la variabilidad de sus complejidades, tal como se ve cuando analiza en la cultura organizacional.

El reconocimiento es importante

El ser humano siempre estará ávido de ser reconocido por las actividades que realiza. Este concepto es indispensable en el liderazgo de las organizaciones.

Recuerdo que en la Maestría de Gestión Gubernamental que hicimos en la desaparecida Escuela Superior de Administraciòn Pública (ESAP), el Profesor Jurado hacía hincapié en este gesto diciendo “Cristo toca”, es decir todos esperamos “ser tocados” por los líderes, lo que significa finalmente “ser reconocidos” y en consecuencia saber que no somos objetos del proceso productivo, sino sujetos del mismo con capacidad de dar opiniones y sugerencias a partir del conocimiento que se va adquiriendo en el desarrollo de las tareas o de las actividades en las cuales se es partícipe, sintiendo que tienen cierta autonomía a la hora de tomar decisiones sobre su trabajo.


El líder inteligente (¿redundancia?) entiende el concepto y promueve la participación, porque este refuerzo potenciará la motivación de los empleados y favorecerá que trabajen más contentos y en consecuencia, de forma más eficiente.

Una experiencia interesante

He posteado en redes sociales algunos conceptos sobre este tema, colocando las siguientes frases:
“Habíamos iniciado un trabajo en equipo conociéndonos solo a través del hilo telefónico y de las comunicaciones virtuales. El fin de año ha servido de pretexto para confraternizar en un almuerzo que expresa el reconocimiento a su compromiso con el Programa de Atención de Enfermedades Crónicas No Transmisibles. Full punche mis amigas!!!”





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