miércoles, 7 de agosto de 2013

La historia se repite una vez como tragedia y la otra como farsa.



En su libro "El 18 Brumario de Luis Bonaparte", Marx señala que “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”.


Esta frase es perfectamente aplicable al insólito hecho ocurrido con el Hospital del Niño - Sede San Borja, el cual fue inaugurado primero por el presidente Alan García y luego por el actual presidente Ollanta Humala, pero que sigue sin funcionar, por lo que ha sido llamado como “hospital fantasma”.



La ética no vale nada para los que armaron este fraude


Este hecho puede ser digno de ser colocado en los "Record Guinness al escarnio o la burla al país y la falta a la ética", porque no sólo es la burla por la doble inauguración (¿existirá la figura de inauguración reiterada?); sino porque además lesiona la ética de los pacientes que fueron utilizados en la ceremonia para aparecer como tales “propios” del establecimiento “que se inauguraba”.


Lo que muestra la prensa es un hospital deshabitado, con sus equipos con los precintos del embalaje sin tocar. Es decir no se trata que esté funcionando al vacio, como se hace con hospitales antes de su funcionamiento. No. Aquí se montó una farsa que involucró al Presidente de la República, con pacientes “prestados” para la ocasión, ambulancia, etc. Es decir ¿dónde está la ética?


Papelón


No nos imaginamos cómo se habrá sentido el Presidente Humala ante la difusión de esta noticia que lo pone en un ridículo mayúsculo, y tal vez por esto ha debido de bajar el tono de sus intervenciones, pasando de la bravuconada inicial a la voz suave, llamando a la comprensión de los profesionales en conflicto.


La Responsabilidad Política en el caso del Hospital del Niño-San Borja


Un hecho de esta magnitud, fabricado de manera deliberada para mentir tiene necesariamente como responsable político a la titular de la cartera de salud, es decir a la Sra. Midori De Habich Rospigliosi.


En otras circunstancias “en el acto” habría sido destituida, pero en las actuales habría mínimamente 2 razones por las cuales esto no va a ocurrir por el momento:

  1. La existencia de un conflicto en el sector salud. Lógicamente que en medio del conflicto no suele cambiarse a los ministros a pesar del ridículo en el cual ha involucrado al primer mandatario de la nación. Diríamos entonces, que cambiarla en este mismo momento es un imposible político.
  2. Las facultades legislativas extraordinarias para legislar en salud dadas por el parlamento al ejecutivo. La ministra podría utilizar este argumento como paraguas.

¿Pidiendo peras al olmo?


Creemos que si hubiera un mínimo de autocrítica por parte de la señora De Habich, ya debería estar preparando maletas, llevada por su propia convicción de haber faltado a la ética, salvo que estemos pidiendo peras al olmo.

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