jueves, 18 de julio de 2013

En el país de los corruptos y de la ministra que miente


Escribe: Iliana Romero Giraldo
Pediatra INSN CMP 27837

Este no parece ya el país que conocía, lo están  haciendo  añicos, una caricatura de  lo que fue esos  políticos corruptos que negocian bajo la mesa, que se reparten cual piezas de baraja puestos, acomodos y otros favores más. Este no es el país que vio a Don Miguel Grau ocupar un escaño en el Congreso con decencia, la misma que tuvo al enviar la carta a la viuda de Prat. No es la tierra que vio a Don Ricardo Palma reconstruyendo  hasta lo imposible nuestra derruida y saqueada Biblioteca Nacional. Ya no es más ese país.

Ahora es el país donde vive mucha gente adormecida, que se preocupa más del fin de semana, de ganar más dinero como sea y otras frivolidades. Mientras los pocos jóvenes que salieron a las calles esta noche para decir basta de tanta suciedad, fueron atacados sin piedad entre palos y gas, por los policías que deberían estar cuidando las calles de ladrones, marcas y expurgando de sus filas tanto corrupto que les da la peor imagen de toda su historia.

Mientras nos enteramos que entre los elegidos para el Tribunal Constitucional está Souza quien apoya y defiende a Aguinaga en el juicio por las esterilizaciones forzadas y está a favor de quitarle a Fujimori culpa en los casos de La Cantuta y Barrios Altos,  Blume quien defiende al tristemente célebre alcalde Burgos de SJL; los acompaña Mayorga quien fue acusado por su empleado de obligarlo a pasarle parte de su sueldo y plancharle las camisas, Galindo que participó en una protesta en pleno congreso el 2009 – mejor dicho alboroto de callejón-  por lo que fue suspendido y la cereza de la torta, la elección de la cuestionada Sra. Freitas. Y los congresistas ganando sueldos que ya el personal de salud o los profesores quisieran aunque sea un mes.

Ahora se explica porque en este extraño momento y país una autoridad del Estado desconoce un acuerdo firmado desde octubre del 2012 con el gremio médico, y además funge de conocer la realidad sanitaria, como está su sector y la mantienen en el cargo a pesar que es práctica y vergonzosamente vapuleada por la prensa cuando dice: “sí hay vacunas” y al instante pasan en el mismo reportaje a las personas que salen de los hospitales quejándose que no hay vacunas contra Influenza.

Si la Ministra de Salud no sabe si hay vacunas entonces, ¿quién sabrá? ¿otro de sus engaños para salir del paso o la están asesorando muy mal a propósito? Igual evidencia estar muy desinformada, como que solo sabe de salud desde el escritorio, quizás porque no sabe el significado de estar al lado de un enfermo que te pide ayuda porque no soporta el dolor y reconfortas porque sabes que no hay más que hacer, no sabe de las lágrimas que derramamos en silencio cuando la frustración por no salvar una vida nos inunda, la alegría de ver o escuchar las palabras de gratitud de alguien que se va mejor, …no, ella no sabe de eso, ni lo sabrá jamás. Como tampoco sabe ni sabrá el drama que es estar enfermo e ir a un hospital de MINSA o ESSALUD, pues ella ni su familia  van a atenderse ahí; por eso no le importa, por eso es indolente, arrogante, por eso nos maltrata y nos orilla a la huelga, nos ofende, nos  busca enlodar ante la opinión pública sin ningún asco ni miramiento, culpándonos de una epidemia que se veía venir hace meses, pero que su ceguera e incapacidad y la de sus asesores no supieron planificar como iban a enfrentar.

Se da el lujo de ningunear nuestro reclamo y el Acta, nos amenaza, apela al sentimentalismo  torpe y al sentimiento de culpa (que deben sentir ella y sus asesores en el MINSA más que nadie por no saber ni siquiera si hay o no las dichosas vacunas) y se olvida que la salud hace rato reclama ser mejorada en todo el país pero con propuestas técnicas viables, con gestiones eficientes  -no como la actual que apenas ha gastado un 22%  del presupuesto designado-  a pesar que no hay medicinas, no hay reactivos, no hay mejoras en su sector y ahora no hay vacunas, pero igual miente porque a lo mejor cree que de repetir la mentira, ésta  puede hacerse verdad.

Y si quiere confrontarnos con el pueblo se equivoca, está errada porque los médicos somos los profesionales que arriesgamos la  vida y  salud siguiendo el ejemplo de Carrión y eso lo sabe la gente; estamos forjados en la esencia del amor y servicio a los demás; somos una pieza fundamental del acto médico donde el enfermo es nuestro compañero en la batalla por su recuperación y tenemos de sobra ciencia, verdad, dignidad y fortaleza.

Sabemos de pelear por nuestros derechos en las calles, somos maestros en pelear contra la muerte y la enfermedad. Y a pesar que tiene inmerecidamente el poder para hacer lo que quiera 120 días que les regaló el Congreso (que incluye tanta persona impresentable), estaremos atentos a todo lo que haga pues es la salud del pueblo y sus derechos los que están en juego y en pugna contra el mercantilismo asesino y la privatización cruel que ya asentó en Chile, España y en otros lugares.

Por ahora, mi  país me inspira tristeza por la corrupción y las mentiras de sus representantes en el gobierno. Pero éste no puede ser el legado de mi generación, no este país que se asfixia en la indiferencia de quienes miran a sus hermanos pelear sin decir ni hacer nada, que se ahoga en los actos de corrupción de sus líderes y clase política mientras su gente enmudece y asusta, se indigna pero en silencio.

No podemos dejar un país de Ministros que faltan a su palabra sin descaro o gente que actúa como el Dr. Ugarte, que hoy nos avergüenza con su conducta. Por eso, el único camino es la justa lucha por  el respeto del derecho ganado, y no podemos seguir solo observando, es hora de pelear y rogar porque (parafraseando a la Negra, Mercedes Sosa): “la  reseca muerte no nos encuentre vacíos y sin haber hecho lo suficiente”.

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