Los 80 años del abuelo Sixto
La casa empezaba a llenarse progresivamente para celebrar los 80 años del abuelo Sixto, el patriarca de la familia Cabrera.
Llegamos a la casa ubicada en la campiña
de Pasamayo, la cual tiene la estructura clásica de las casa de chacra,
donde como construcción “ad hoc” existe un gran patio que tiene como
características en todos estos lugares, unos asientos constituidos por
muros continuos de cemento que a semejanza de grandes bancas, están allí
como parte del escenario para puedan tomar asiento los asistentes a las
reuniones sociales.
Al llegar, encontramos muchas caras
amigas, a quienes conocimos durante el período que estuve como director
del Hospital de Huaral. También estaba ubicado Walter Salvador
(trabajador del hospital) y su orquesta para amenizar la reunión.
Llamaba la atención una mesa ubicada en
el centro del patio donde reposaba una torta de gran tamaño elaborada
para este acontecimiento, con el nombre del cumpleañero.
Luego de saludar a los presentes y hacer
unos brindis, en un característico gesto de diferenciación positiva, los
familiares más cercanos y algunos otros invitados fuimos invitados a
pasar a la sala de la casa para degustar la clásica carapulcra con
chancho, plato típico de los chancayanos y huaralinos, preparado que por
su exquisitez parecía haber sido elaborado como para un concurso
gastronómico; pero que es la manera clásica como es preparado por manos
expertas.
En la conversación de sobremesa, a la par
que saboreábamos el chancho, nos enteramos que había sido criado en la
propia chacra, “cebándolo” para esta ocasión; asimismo saltaron algunas
anécdotas sobre la crianza y triste final de este cerdo sacrificado
–como es la costumbre- en la propia chacra por un matarife de la zona.
Luego, hechos anecdóticos que iremos narrando.
Bailando con su pareja de toda la vidaQue sople, que sople coreaban los asistentes, a lo que el abuelo Sixto, para algarabía de los presentes, con la fuerza de antiguo chacarero, apagó la vela y en 1 (en one).
Las fotos de reglamento con el santo
Al final, también hubo piñata
Conclusión: un agradable cumpleaños en la chacra.
Etiquetas: Familiar, Misceláneas
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