Choros a la chalaca
Me permito compartir el artículo periodístico publicado el día de hoy 22 de abril de 2017 en el diario El Comercio, escrito por Carmen Mc.Evoy.
Por Carmen McEvoy *
Como chalaca me indigna la
dramática situación que atraviesa el Callao, secuestrado desde hace dos décadas
por una organización político-criminal que opera impunemente ante la vista y
paciencia de una sucesión de gobiernos. Chim Pum Callao, fundado por el reo
Álex Kouri, no solo robó la identidad del primer puerto de la República, sino
que se nutrió de sus ingentes recursos económicos provenientes de un canon
generoso. Este, que bordea los S/1.500 millones anuales, fue despilfarrado en
aras del enriquecimiento ilícito de cabecillas y subalternos y el
fortalecimiento de una compleja red criminal, inédita no solo por su violencia
sino por su capacidad de mutar y sobrevivir.
La “perfección de la perversión”
es probablemente la frase que mejor sintetiza el modus operandi de un ‘partido’
que, irónicamente, nació en la provincia que por asilar a las leyes y la
Constitución fue elevada y dotada de privilegios especiales. Porque nada hay
más perverso que contratar sicarios como guardia pretoriana de alcaldes y
gobernadores, valerse de una prensa comprada para aniquilar a los rivales
políticos, hacerse de la vista gorda o cooperar abiertamente con el
narcotráfico, sobrevalorar obras, traficar terrenos, vender alegremente la
propiedad pública, impedir el recambio democrático o denigrar a los pobres con
dádivas miserables.
La tragedia que los chalacos
sufren, desde 1995, es consecuencia de una rapacidad que ha devorado sin
compasión el bien común. La criminalidad rampante, las pistas llenas de huecos,
las paredes pintarrajeadas con los nombres de Félix Moreno, Juan Sotomayor,
entre otros jerarcas chimpuneros, junto a la impactante imagen de obras
inacabadas y de centenares de drogadictos deambulando por sus calles dan cuenta
de un Callao degradado y estafado, donde poco o nada se ha hecho por el
bienestar de la población.
Apena constatar que el Callao no
tenga el destino grande que merece. Tanto por su rica e incomparable historia
como por su privilegiada ubicación geográfica, su riqueza marina y los enormes
recursos que ingresan a la región. Desde hace varios años bandas armadas
controlan un número creciente de barrios mientras el narcotráfico y el crimen
organizado modelan la cultura y la economía del primer puerto de la República.
Un plan muy bien estructurado, en el cual la cooptación de jueces, policías y
un sinfín de autoridades y el reparto populista de “regalos”, ha establecido la
hegemonía de una organización electoralmente imbatible que repele a balazo
limpio la competencia política.
“Yo no tengo ninguna sombra, yo
soy perfecta”, declaró alguna vez Patricia Chirinos, alcaldesa chimpunera de La
Perla y renunciante de última hora a la asociación que la llevó al poder. Para
luego añadir muy suelta de huesos que el 68% de los chalacos estaban muy
contentos con una administración que, en sus palabras, había avanzado
“muchísimo”. No sé en qué Callao vive la señora Chirinos, si es que reside
allí, pero lo que salta a la vista luego de la ‘remodelación’ de Gambetta, el
‘affaire’ sauna-Pentagonito, el estado de emergencia de 315 días, las coimas
pagadas por Odebrecht, los empleados fantasmas, las portátiles armadas, el
incremento exponencial del narcotráfico, la sobrevaloración de Córpac o la
venta de siete hectáreas del fundo Oquendo es que la nube ‘perfecta’ donde
habita esta hada madrina de los necesitados simplemente no existe. Para los que
hemos venido denunciando la tragedia chalaca, la detención de Félix Moreno
–antecedida por la del fundador de su agrupación– es una valiosa oportunidad de
dignificar el Callao y enrumbarlo por la senda del trabajo y el progreso.
Para llevar a cabo la tarea de
recuperación del Callao hay que desmantelar, primero que nada, un aparato
político-criminal y ello no es tarea fácil. Significa una labor conjunta de los
entes constitutivos de un Estado que debe reincorporar los espacios cedidos a
la delincuencia organizada. Muchos abogan por una intervención directa en la
región, otros proponen cortar los recursos que, evidentemente, no redundan en
el bienestar del pueblo chalaco que hoy se siente defraudado e incluso
avergonzado de sus autoridades. Siempre llevó en el corazón la historia que mi
mama me contó de su abuelo Manuel combatiendo en el Dos de Mayo. Del orgullo
que sentía la familia de tener entre sus miembros a un defensor de la
integridad del primer puerto peruano. Tengo la esperanza en los miles de
chalacos que aman y respetan a su tierra y están decididos a enfrentar el
cáncer de la corrupción con valentía y honor. Recuperando ese grito guerrero e
identitario, hoy denigrado: “¡Chim pum Callao!”.
Etiquetas: Política
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