No hay desarrollo económico sin desarrollo cultural
Llegué a la Urbanización Lucyana en Carabayllo,
en el emergente Cono Norte de la ciudad de Lima, para dar atención domiciliaria
a una paciente a quien conocía por primera vez. Al tocar la puerta, salió una
señora que me saludó con bastante cordialidad. Era la paciente a quien debía
evaluar. Estaba acompañada de su esposo, un hombre de edad similar.
Me hicieron pasar a una sala que me llamó mucho
la atención. Diríamos que los médicos tenemos especial preocupación por los
detalles, ya sea del entorno como de los gestos de los pacientes. En la escuela
de medicina hemos aprendido la importancia del conocimiento, pero también somos
ejercitados en la observación y la deducción, como parte del método clínico.
La consulta se realizó en el centro de esta
sala, con cuadros e imágenes que le daban un aire especial al entorno. Yo
observaba estos detalles para inferir algunas características de la paciente. Si
bien el motivo de la consulta era una infección respiratoria alta, los gestos, la
mirada profunda y sus expresiones en general, revelaban que la paciente tenía
cierto “elan vital” o impulso anímico
especial.
Luego de examinarla le referí los hallazgos
clínicos y mi impresión diagnóstica, con lo cual pasamos a hablar del
tratamiento farmacológico, con lo que “en teoría” debía acabar la consulta;
pero yo estaba grandemente interesado en entender ciertas cosas de este entorno
mágico donde se había realizado la atención.
Señora, le dije, dirigiéndome también a su
esposo, la consulta médica ya ha terminado, con lo cual procedería a retirarme,
pero si ustedes me permiten podríamos hablar de ciertas cositas que “me han
picado la curiosidad”. Claro, con gusto me dijeron casi al unísono.
El Cono Norte y el olfato de los inversionistas
En la conversación llegamos a hablar del Cono
Norte y de su tránsito de “ciudad dormitorio” a una ciudad emergente con vertiginoso
desarrollo económico.
El “Cono Norte”, como bien lo analiza Arellano
en su libro “La Ciudad de los Reyes, los Quispes y los Chávez”, es una zona de crecimiento económico vertiginoso y
ha ido formándose a partir de migrantes que llegaban en búsqueda de oportunidades
para su desarrollo personal y familiar.
En los últimos años, esta zona ha dado “un gran
salto” en los aspectos económicos. Diríamos que “el olfato” de los
inversionistas ha encontrado un “mercado” de mucha potencialidad, lo que ha llevado
a que se instalen grandes emporios comerciales y centros de esparcimiento. Hay
un sinnúmero de empresarios emergentes. Los jóvenes encuentran lugares de
distracción y diversión sin tener que desplazarse a otros lugares y lo que es más,
desde otros sitios llegan al cono corte en búsqueda de esparcimiento.
Es urgente incorporar el aspecto cultural en la visión de desarrollo de
la ciudad
Así es doctor, me dice, pero ese desarrollo
económico es asimétrico. No todo puede ser medido con el dinero. La ciudad se
está llenando de grandes tiendas, pero, cuál es el futuro que les espera a
estos jóvenes, me dijo. Es necesario desarrollar la cultura y como usted se
habrá dado cuenta, el lugar donde estamos es el espacio donde desarrollamos
actividades artísticas. Pude entender, entonces el significado de los cuadros y
otros objetos colgados en la pared; y con ello el “elan vital” de la paciente, dotada
de gran motivación el desarrollo de esta espiritualidad.
El ser humano como catalizador social
No todo puede ser dejado a “la mano invisible
del mercado”. El hombre como ser social necesita espacios para el desarrollo de
la cultura. Justamente esta carencia, como consecuencia del desarrollo
asimétrico que impulsa el capital, nos ha llevado a un debilitamiento de la
ética y de los valores.
Por ello, quedé gratamente impresionado por
esta conversación. Pero un hecho adicional, la paciente es portadora de una
enfermedad crónica que llevaría a muchos otros a quedarse cercano a la
postración domiciliaria. Pero No. La señora Julia es ejemplo de cómo el ser
humano es fuente inagotable de iniciativas. Ella ha creado en su hogar “La Casa de las Artes”, un lugar desde donde busca organizar integralmente las diferentes
esferas de la cultura a través del proyecto “Complejo Cultural y Teatro para
Carabayllo”, bajo el lema que “No hay desarrollo económico sin desarrollo
cultural”.
Diríamos, para concluir esta nota, que ella
pone en el tapete un hecho crucial: Nuestro tránsito por la vida no puede ser intrascendente.
Tenemos un compromiso con la sociedad, cualquiera que sea nuestra ubicación en
ella.
Muchas gracias señora Julia por esta lección
aprendida a partir de la conversación. Le deseamos éxito en esta apuesta por la
cultura.
Etiquetas: Salud Pública
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