Por una reforma del Sistema de Salud
by Leda M. Pérez*
Respecto a los recientes sucesos con la SUNASA(1) -campañas para
monitorear la variación de precios de medicinas en diferentes
establecimientos y, luego, la súbita salida de Humberto Castillo y Mario
Ríos de esta institución- no olvidemos que el problema real es el
sistema de atención en salud que no funciona de manera coherente
Hay varias explicaciones posibles: a un extremo, la ineficiencia y, al otro, la corrupción. Ambos son problemas serios cuya resolución no es fácil y requiere la determinación política y el liderazgo necesario para enfrentarlos y reformar el sistema de salud. Hasta ahora, el resultado de la falta de una trayectoria consistente en este tema está bien ilustrado por un reciente estudio que concluye que el gasto de bolsillo financia más del 50% del gasto de salud. Esto no es sorprendente dado que el Perú es uno de los países de la región que menos gasta en salud por persona.
Hay varias explicaciones posibles: a un extremo, la ineficiencia y, al otro, la corrupción. Ambos son problemas serios cuya resolución no es fácil y requiere la determinación política y el liderazgo necesario para enfrentarlos y reformar el sistema de salud. Hasta ahora, el resultado de la falta de una trayectoria consistente en este tema está bien ilustrado por un reciente estudio que concluye que el gasto de bolsillo financia más del 50% del gasto de salud. Esto no es sorprendente dado que el Perú es uno de los países de la región que menos gasta en salud por persona.
Para resolver este problema, el MINSA, que es (o debería ser) el
rector nacional de servicios de salud y salud pública en el país,
tendría que comenzar un proceso de sinceramiento que reconozca que no
existe un solo sistema de salud en el Perú. El sistema actual es
fragmentado, contando en lo público con EsSalud, el Seguro Integral de
Salud (SIS-MINSA), los seguros de las Fuerzas Armadas y de la Policía.
Sin embargo, es fundamental recordar que la salud es un derecho que debe
garantizar el Estado a toda persona.
Por su parte, el MINSA ha liderado esfuerzos en años recientes para
expandir el número de personas aseguradas por el SIS, tanto así que hoy
en día algunas de las zonas más pobres y rurales del país son las que
más asegurados tienen bajo el SIS. Pero sabemos que no es lo mismo
afiliación a un seguro y acceso a servicios de buena calidad que
requieren las personas. Aquí hay, al menos, dos problemas serios.
En primer lugar, si bien han inscrito a más personas en el SIS, la
realidad es que no se puede demandar a un buen servicio al tratarse de
un abastecimiento pobre o inexistente. Si el Estado no ha priorizado el
gasto público en salud en todas las zonas del país y si no se cuenta en
el Perú con los recursos humanos suficientes para satisfacer la demanda
real entonces, ¿de qué acceso estamos hablando? Por lo tanto, se
tienen que tomar decisiones políticas de inversión en los sistemas de
salud y en la capacitación continuada del personal de salud (además, los
incentivos que van de la mano con ello). Si las medidas apropiadas no
son implementadas para hacer del sistema de salud peruano uno coherente y
funcional, Perú corre el peligro de estancarse en su desarrollo. Se
pagará al final en costos de enfermedades infecciosas no tratadas y
enfermedades crónicas tratables pero que se complican por falta de
atención.
Otro tema de relevancia es el de los medicamentos. No todos los
seguros cubren todos los medicamentos que necesitan los pacientes y los precios son variados (otro tema a cuestionar).
Esto se tiene que enmarcar en una visión integral de un sistema de
salud y bienestar poblacional. No es posible que los que imponen los
precios sean los empresarios, tanto las compañías y asociaciones
farmacéuticas, como las mismas clínicas y centros de salud. La salud no
puede ser negocio. Un plan de desarrollo para el Perú tendría que tomar
muy en serio una reforma de los sistemas de salud que incluya un
análisis de varios componentes, entre ellos, organización, pagos,
incentivos, regulaciones, recursos humanos, oferta y demanda de
servicios y medicamentos.
Habrá quienes se opondrán, y también los que perderán plata a
corto plazo, pero el país ganará y esto se reflejará en su desarrollo
humano, su bienestar y su capacidad de entrar en las ligas de países que
realmente crecen y prosperan porque invierten en la salud de sus
pueblos. Es una apuesta que vale la pena.
*Columnista invitada: Leda M. Pérez
1 Superintendencia Nacional de Aseguramiento en Salud
Etiquetas: Salud Pública
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