jueves, 13 de septiembre de 2007

No se puede perder el humanismo

Los que trabajamos en salud asumimos que la razón de ser de nuestra profesión es el profundo amor al ser humano en situación doliente. No entenderlo así nos obligaría a dedicarnos a otra cosa.

La misión de un hospital tiene como eje central al paciente. Diríamos que en el hipotético de no existir pacientes, tampoco habría hospitales, y por tanto tampoco médicos, enfermeros, ni asistentas sociales.

Pero ese supuesto hipotético no existe, porque paralelo a la salud existe la enfermedad, y por ende la muerte, de manera que socialmente deben existir quienes hagan de este quehacer su profesión, la cual por tratar con la salud de los seres humanos debe tener en su formación un profundo contenido humanista, lo cual constituye el más importante sustrato de la profesión.

Cuándo se pierde el humanismo?

Podríamos elaborar varias hipótesis para analizar esa innegable pérdida de contenido humanista en la relación paciente – hospital.
Veamos:
  • Puede ser la propia desmotivación que tiene el trabajador de salud por trabajar inmerso en un clima laboral adverso.
  • Puede ser también la crisis de valores debido al avance incontenible del paradigma del individualismo y la cultura “combi”, favorecida por el auge del capitalismo en un mundo unipolar, en desmedro precisamente de la solidaridad.
  • O tal vez los problemas para supervivir en un mundo cada vez más trágico, indiferente, cargado de todo tipo de pobrezas.

Pero cualquiera que sean estos supuestos, no podemos perder jamás nuestra esencia humanista en la relación hospital – paciente.

Recordemos que la paciente Judith Rivera Díaz padece la desgracia de ser infectada en el hospital, y naturalmente esperaba por parte del personal de salud un trato digno acorde a su condición de paciente.

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