viernes, 13 de mayo de 2022

La relación médico – paciente en contexto Covid-19


Como parte de las actividades a desarrollar en el curso de investigación cualitativa que estoy llevando en la PUCP, debo desarrollar el tema “evaluación de la relación médico – paciente (M-P) en el contexto de la pandemia de Covid-19”.

Es por todos conocidos que uno de los sectores afectados intensamente por la pandemia ha sido justamente la atención sanitaria, que ha debido desarrollar formas alternas que posibiliten realizar la atención médica, por lo menos en este período.

¿Cómo se ha afectado la relación M-P?

En la atención médica concurren 2 actores sociales, de un lado el profesional de la salud y de otro el paciente, pero el acto médico no se da en abstracto, sino en un contexto histórico social determinado, sea en los establecimientos de salud del sector público o del sector privado, con todas sus debilidades exhibidas por la pandemia. En tal sentido, podríamos evaluar la precepción de cada uno de estas personas en este contexto, con el propósito de conocer cómo ha afectado la actitud y la percepción de ambos en esta relación bi-direccional.

La percepción del paciente

La manera clásica de atención ha sido aquella donde el paciente acude en busca de la atención médica esperando -de acuerdo a sus patrones culturales- que tenga determinadas características que le brinden seguridad en el diagnóstico y en el tratamiento. De no ser así, siempre ha estado abierta la posibilidad de buscar segundas opiniones

La actitud del médico

La actitud del médico ha sido casi siempre vertical -paternalista en el enfoque bioético- buscando brindar una atención de calidad, para lo cual es formado en las escuelas de medicina, donde aprendió que esta interacción -antaño- era profundamente semiológica, heredera de la escuela francesa, pero que con la incorporación de nuevas tecnologías se producen cambios que resultan importantes para una mejor atención.

La pandemia como contexto

Durante la pandemia, los pacientes evitaron en un primer momento acercarse a los establecimientos de salud por temor al contagio, debido a que quienes acudían generalmente estaban afectados por el Covid-19, aunque llamaba la atención que lo hacían en un estadio de grave compromiso de su salud, buscando su internamiento, sea en Servicios Covid o en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Importante señalar que la pandemia puso en evidencia las debilidades del sistema sanitario.

El personal de salud considerado de riesgo tuvo que permanecer en sus domicilios, justamente por su vulnerabilidad, en razón a que la estadística de la pandemia nos mostraba que la mayor mortalidad se daba en los adultos mayores.

Las alternativas en la relación M-P

En este contexto, donde los pacientes habían optado por no acudir al establecimiento de salud, fueron surgiendo las atenciones “virtuales”, ya sean telefónicas, por videollamadas o por el zoom, que permitía en algunos de estos casos, una comunicación “face to face”, mirándose los rostros, para comunicar la dolencia motivo de la consulta.

La ausencia del examen clínico ha sido una debilidad importante en estas circunstancia, lo que distorsionaba esa manera tradicional de la atención, bastante valorada por el paciente, afectándose este paradigma.

Por ello, el retorno a la presencialidad es valorado sobremanera por el paciente, porque siente que vuelve a ser considerado en esa percepción insustituible del examen clínico, el cual en algunos casos pasa solo tomarle el pulso durante la consulta. Nos atreveríamos a señalar que en ciertas patologías, sobre todo las de control, puede no proveer información necesaria y suficiente para el seguimiento; pero aún así, tendría un efecto más bien comunicacional, donde el paciente "siente" que es evaluado.

El futuro de la relación M-P

Para muchos, el retorno a la "antigua normalidad", con sus virtudes y defectos, nos hará volver a la atención clásica; y tanto el paciente como el médico, habrán de considerar -de repente- a la pandemia como un hecho superado y una anécdota en esta relación entre ambos.

En el análisis del contexto, el propio estado no parece estar interesado en la necesidad de mejorar el sistema sanitario, más allá de las palabras ¿y los deseos?, donde tampoco se aprecia el fortalecimiento del primer nivel de atención.

La atención no presencial va a quedar, principalmente para las atenciones de seguimiento de las patologías crónicas no transmisibles, lo que evitaría tanto las colas de pacientes en busca de consulta, como la congestión de los establecimientos de salud, a donde deberían acudir por cuestiones bastante puntuales en el manejo de casos.

 

Callao, 13 de mayo de 2022

 

 

 

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