Desde Cajamarca III
La evidencia, jajaja
Se dice que los auditores quieren estar siempre frente a la evidencia para demostrar que tal cosa existe.
Estando en Cajamarca no podía de dejar de visitar los Baños del Inca cuyas aguas termales tienen propiedades medicinales. En efecto, me dirigí a este lugar turístico, pero ¡oh ingenuidad!, solo había ido como “visitante”, es decir no había llevado conmigo ningún aditamento que permitiera meterme al agua de manera decente.
Qué hacer, entonces?, porque contarle a mis hijos y a mis amigos que había ido a los Baños del Inca lugar que según la leyenda era el lugar preferido por el Inca Atahualpa para pasar sus días de descanso; y yo no haberme bañado ahí, se convertía en un tremendo absurdo, tal como lo diría con gran sapiencia una señora que vende “souvenirs” en la entrada: “entonces no has venido, pues…”
No había llevado ropa de baño, ni toalla, ni nada para este efecto. Así es que decidí meterme como vine al mundo.
Pero, cómo demostrar “fehacientemente” (lenguaje de auditores) que me había bañado. Es así como se me ocurrió tomar la foto de la evidencia.
Y cómo hacerlo si en ese momento estaba solo? Pedirle a alguien que me tomara una foto bañándome, podían pensar que estaba loco; y peor aún si lo pedía a una dama, porque podía suponer que la estaba acosando (término muy de moda).
Entonces no me quedó más remedio, que tomarme yo mismo la foto, y este el producto de la toma: La evidencia, jajaja.
Se dice que los auditores quieren estar siempre frente a la evidencia para demostrar que tal cosa existe.
Estando en Cajamarca no podía de dejar de visitar los Baños del Inca cuyas aguas termales tienen propiedades medicinales. En efecto, me dirigí a este lugar turístico, pero ¡oh ingenuidad!, solo había ido como “visitante”, es decir no había llevado conmigo ningún aditamento que permitiera meterme al agua de manera decente.
Qué hacer, entonces?, porque contarle a mis hijos y a mis amigos que había ido a los Baños del Inca lugar que según la leyenda era el lugar preferido por el Inca Atahualpa para pasar sus días de descanso; y yo no haberme bañado ahí, se convertía en un tremendo absurdo, tal como lo diría con gran sapiencia una señora que vende “souvenirs” en la entrada: “entonces no has venido, pues…”
No había llevado ropa de baño, ni toalla, ni nada para este efecto. Así es que decidí meterme como vine al mundo.
Pero, cómo demostrar “fehacientemente” (lenguaje de auditores) que me había bañado. Es así como se me ocurrió tomar la foto de la evidencia.
Y cómo hacerlo si en ese momento estaba solo? Pedirle a alguien que me tomara una foto bañándome, podían pensar que estaba loco; y peor aún si lo pedía a una dama, porque podía suponer que la estaba acosando (término muy de moda).
Entonces no me quedó más remedio, que tomarme yo mismo la foto, y este el producto de la toma: La evidencia, jajaja.
Etiquetas: Crónicas
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